GRAN OFENSIVA SOBRE PRUSIA ORIENTAL
Después del despiadado bombardeo británico del 27 al 30 de Agosto de 1944, el centro de la ciudad con su histórica catedral quedó en ruinas.
En enero el ejército rojo llegó a sus puertas y la vía de escape fue cortada.
La gran ciudad permaneció mucho tiempo sin verse afectada por la guerra. Muchos evacuados de Berlín y gente que se sentía amenazada por los bombardeos del Oeste huyeron hacia Prusia Oriental. A finales del verano del 44, Königsberg pasó a ser un escenario bélico. Del 27 al 30 de agosto, la Royal Air Force, bombardeó la ciudad con cientos de aviones. Más de 4.000 personas cayeron bajo el ataque, y el centro de la ciudad con sus históricos edificios como su castillo, fueron reducidos a escombros.
La histórica catedral también ardió hasta los cimientos. Las casernas y otros objetivos militares apenas resultaron dañados. Los habitantes de Königsberg ya no volvieron a sentirse nunca más seguros. Los horrorizados civiles volvieron de nuevo a la rutina. La propaganda NS aseguraba que ningún soldado soviético iba a cruzar la frontera del Reich.
Apenas 5 meses después comenzó la gran ofensiva soviética sobre Prusia oriental. El 12 de enero más de un millón y medio de soldados soviéticos se concentraron para iniciar la ofensiva. El objetivo era cortar la conexión entre Prusia Oriental y los territorios del Oeste. En una semana los soviéticos estaban a 40 kilómetros de la ciudad.
El 21 de enero, el comandante de la ciudad, Otto Lasch Fraüen, declaró que los niños y los hombres que no pudieran defender la ciudad, estaban autorizados a abandonarla. Un día después los refugiados se dirigieron apresuradamente a la estación central. Una multitud huyó en el último tren dejaron la ciudad y se dirigieron a Berlín. Un día después los rusos cortaron las líneas de ferrocarriles con el Oeste. Para los que se quedaron atrás, sólo había una vía de escape: a través del mar Báltico hacia la ciudad portuaria de Pillau.
Esa vía de escape fue pronto cortada.
El 26 de enero, la ciudad de Königsberg, fue alcanzada por primera vez por fuego de artillería. Tres días después, la vieja fortaleza prusiana y la ciudad, estaban rodeadas. El Gauleiter Erich Koch partió en un rompehielos hacía Dinamarca. En un telegrama y a través de radio, seguía asegurando que se encontraba en la ciudad de Königsberg.
Entonces, cesó sorprendentemente el ataque de los rusos. Por lo visto, los rusos consideraban que los efectivos militares de la ciudad eran mayores que en la realidad y se prepararon a conciencia para la conquista. En lugar de eso, los rusos rodearon al 4 ejército en el Sur de la ciudad. Al mismo tiempo, los habitantes intentaban volver a sus quehaceres. En dos meses retomaron su trabajo, visitaban los cines o acudían al servicio religioso. Incluso hizo acto de aparición un nuevo periódico. Las tropas alemanas en la ciudad, aprovecharon la aparente calma para ampliar las fortificaciones. Aproximadamente 40.000 soldados tomaron posiciones. Los desertores sirvieron de intimidación al ser ejecutados públicamente en la estación del Norte.
Con un gran esfuerzo, se consiguió abrir una brecha en el férreo cerco ruso. Por un estrecho corredor, y a través del río Pregel, huían muchos de los cercados hacia Pillau, siempre en peligro bajo fuego de artillería y bombardeo. En la ciudad portuaria de Pillau, reinaba el caos. Soldados heridos y civiles, intentaban bajo fuego continuo hacerse con alguna de las pocas plazas en los barcos que huían. Familias enteras se mezclaban unas con otras. Los hombres sanos eran forzados a realizar trabajos de seguridad. El que se negaba era ejecutado. Desesperados, muchos intentaban a través de un peligroso camino volver de nuevo a Königsberg.
A finales de marzo, el cuarto ejército se dio por vencido. Los soldados que sobrevivieron, huyeron a través del lago Haff. El 6 de abril comenzó el asalto por parte de los rusos. Tres días estuvo bajo fuego enemigo la ciudad. Cañones, aviones y tanques dispararon sin cesar contra la ciudad. La noche del 9 de abril, los desesperados hombres cercados intentaron de nuevo abrir una brecha a través de las líneas enemigas. El intento fracasó.
El 9 de abril, el general Lash, encerrado en un búnker de la Paradeplatz, decidió rendirse, a pesar de que Adolf Hitler le había dado la orden de luchar hasta el último hombre. Cuando Hitler se enteró de la derrota de Königsberg, el dictador condenó a muerte a Lash y arrestó a su familia. Königsberg quedó casi totalmente destruida.
HAMBRE, MIEDO, VIOLENCIA Y ENFERMEDADES
Para la población de Königsberg, el tiempo de sufrimiento no acabó aquí. Ejecuciones en masa, violaciones, hambre, epidemias, enfermedades y la esclavitud estaban presentes en sus vidas.
La situación no mejoró hasta que en mayo del 1946 los rusos sustituyeron su comandancia militar por una civil. En Julio se cambio el nombre de Königsberg a Kaliningrado y la expulsión prevista de la población alemana (pactada en la conferencia de Yalta) dio comienzo.
La población con vida (sobre todo mujeres) fue llevada a campos de trabajo en penosas condiciones donde recibieron un trato excesivamente cruel e inhumano, muriendo la mayoría víctimas de las epidemias y el hambre.
Las pocas supervivientes fueron deportadas a la RDA entre 1947-48
Con este genocidio las autoridades soviéticas dieron por finalizada la limpieza étnica en Prusia Oriental a fin de anexionarse el territorio, parte del cual cedieron a Polonia.
El destino de los millones de alemanes que quedaron bajo soberanía polaca no fue mucho mejor (resto de Prusia, Pomerania y la antaño rica Silesia).